Aquí os ofrezco la segunda entrega de "Sola en Casa", que gracias al divino post que publicó gerita en su blog y a nuestra angelical conexión que tanto nos une, me hizo recordar vivencias pasadas como nena solita en casa, las cuales tengo el gusto de recrearlas para vosotras.
En esto que llaman al timbre de la puerta, en eso que yo estaba en mi "mundo-femme", sin pensarlo me dirijo a la puerta y la abro, cuando de repente me quedé en shock, era mi vecina del primero que venía a por no se qué de que si una carta en el buzón equivocada o algo así (ya casi ni me acuerdo), fue mientras abría la puerta donde me di cuenta de que iba como iba, volví a cerrar la puerta (no del todo), logrando quitarme la peluca y lo que pude del labial con la manga del albornoz lo más rápido posible, abriendo despacio nuevamente la puerta, recibiendo a mi vecina con el albornoz tapándome entera. Ella contándome no se qué del buzón y del cartero, yo asentía con la cabeza mordiéndome los labios, de mi boca cerrada sólo decía... mmh hmm mm; no sé el tiempo que estuve aguantando ese bochorno, seguro que no fue más de un minuto, pero a mi se me hizo eterno, hasta que al fin logré despachar a la vecina, cerrar la puerta y volver a respirar. No se la fama que tendré entre el vecindario, pero me la puedo imaginar, jiji.
Besitosss corazonesss